miércoles, 7 de mayo de 2008

Mi testimonio

En el momento más oscuro de la noche viene el amanecer

"Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista Su Gloria".

Isaías 60:2
En el momento más oscuro de la noche viene el amanecer. Ése, en el cual parecería que ni el resplandor de las estrellas ilumina el horizonte. Ése, en el cual la luna parecería esconderse. Donde las nubes lo cubren todo. Donde la oscuridad habla por si sola. Donde todo se apaga. Todo.
Ésa fue mi sensación aquel día 16 de Mayo del año 2007 en la guardia del Hospital Udaondo. Todo era oscuro. Había dolor, llanto, miedo, pánico. Un grito desde lo mas profundo de mi corazón que decía: ¡Padre mío!, ¿¡dónde estas!?, no soporto más tanto dolor, por favor… ¡¡ayudame!! Me quebré en llanto. La angustia y la desesperación tocaron la puerta de mi corazón. Llegué a pensar que todo se acababa. Que aún las promesas que Dios había hecho a mi vida se habían esfumado. Eran algo ilusorio para mí. Recordé cuando el profeta Jeremías cuestionó a Dios diciéndole: ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables? (Jeremías 15:18).
Satanás preparó todo para atormentarme, afligirme, debilitarme. Pero por sobre todas las cosas, su plan era hacerme creer que Dios me había abandonado. Que Él me había dejado sola frente a todos mis enemigos los cuales se habían levantado en contra mío. Ése es su objetivo. Es lo que intenta hacer en nuestras vidas, pero no debemos temer. La palabra de Dios dice que Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo (Salmos 23:4). Puedo asegurar que esto es así, que nuestro Padre Celestial está con nosotros todos los días de nuestra vida, en todo momento, en toda situación. Aún en la situaciones mas difíciles que estemos atravesando… ¡allí esta Él!
Debemos tomar las pruebas como nos enseña Pablo en 1º Corintios 4:17: “Una leve tribulación momentánea que produce en nosotros un cada vez mas excelente y eterno peso de gloria". Pablo tomaba sus aflicciones como algo pasajero. Su secreto era tener la mirada mas allá, puesto los ojos en Jesús. Cuando esto sucede, no importan las circunstancias que nos rodean, no importa cuan “grande” o “chico” sea el problema, sólo importa estar en Su presencia, contemplar Su rostro, buscarlo a Él. Lo demás vendrá por añadidura.
Volviendo a lo que estaba contando al principio: todo seguía mal en esa guardia de hospital. Los médicos estaban alrededor mío sin saber que hacer. No hacía falta decir nada, sus miradas y gestos hablaban por si solos.
Poco tiempo después, los médicos salieron de la sala permanecía recostada en una camilla. Me quedé sola. Mi madre los acompañó para dialogar con ellos. Mis compañeros de “habitación” estaban dormidos. Se hicieron las 12 de la noche, cuando de golpe sentí algo muy extraño. No podría describirlo, pero sí decir que parecía ser todo el infierno junto en ese momento al lado mío. Un espíritu de muerte estaba en ese lugar. Los dolores fueron aún más fuertes. Tan fuertes que comenzó a faltarme la respiración y no podía hablar. Si hablaba para pedir ayuda, sería peor. Mi madre entró nuevamente a la habitación. Le hice señas como pude para que acerque su oído a mi boca y bien despacito le susurré con una lágrima en mi mejilla: ¡Mamá, me muero, siento que me muero!
Fueron segundos eternos. Como era lógico, satanás había bloqueado mi mente, mis emociones y no podía reaccionar. Era una gran batalla espiritual. Fue
el momento más oscuro de la noche.
¡Cuando de golpe algo maravilloso sucedió! El Espíritu Santo trajo a mi memoria una palabra que cambió por completo esa situación à una promesa que el Señor hizo a mi vida en el año 2006 diciendo: “¡No temas, pues esta enfermedad no es para muerte, es para Vida!” ¡¡Gloria a Dios!! No puedo evitar llorar recordando ese momento. Me tomé de esa palabra. No pude declararla en voz alta porque ya no tenía fuerzas y el dolor ere muy profundo, pero la repetí en mi mente una y otra vez, una y otra vez. Tantas veces hasta que comencé a sentirme mejor. Fue ahí cuando ese espíritu de muerte se fue, ¡no le quedó más opción que huir! De a poco comencé a recuperar la respiración. Ya no sentía ese bloqueo en mi mente ni emociones, sólo podía llorar dándole gracias al Señor. La batalla había sido ganada y pude entender que para Dios no hay nada imposible. Como dice en Su palabra:
“He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? (Jeremías 32:27).
En el momento mas oscuro de la noche viene el amanecer
, y como comencé diciendo al principio: es en ese momento que parecería que ni el resplandor de las estrellas iluminan el horizonte, en el cual la luna se esconde, las nubes lo cubren todo, la oscuridad habla por si sola. Quizás hoy sientas eso. Tal vez pienses que Dios te ha abandonado y ya se te han agotado las lágrimas de tanto llorar. Ya se te ha gastado el puño de tanto “tocar” la Puerta de los Cielos y pensás que nadie saldrá a contestarte. Mira, hoy te puedo contar mi experiencia. Yo pensaba igual que vos. Creía que Dios me había dejado sola y que nada iba a tener solución, que ya todo estaba perdido, ¡pero no es así! ¡Es una mentira de satanás que Dios te ha abandonado! ¡No la creas! Debes estar seguro que Dios te toma de Su mano y que aunque el infierno te susurre en el oído no te puede tocar porque Dios te sostiene, Dios te levanta, Dios es tu escudo, tu protección. Sus Ángeles pelean por vos. Cuando pases una prueba acordate que Él te está sosteniendo. Ya no creas más las mentiras del enemigo. No temas. Miralo a Él. Cada lágrima que derramaste no fue en vano, Él las juntó y serán multiplicadas en regocijo.
Dios busca adoradores en espíritu y en verdad. Esto significa que está buscando a aquellos que son capaces de anhelar estar en Su presencia a pesar de las tormentas. Son aquellos que se apasionan por Él. Que no pueden estar ni un minuto lejos de Él. ¡Oh! Si pudiéramos entender cuanto Él nos ama nos postraríamos inmediatamente a Sus pies porque no podríamos resistir tanto amor. ¡Tanto amor! ¡Es inmenso Su amor por nosotros! ¡Su amor por vos! No se limita. Sobrepasa todo entendimiento.
El quiere grandes cosas para nuestras vidas, ¡para tu vida! ¡Créelo! Mirá mas allá, y podrás darte cuenta que no todo esta tan oscuro porque ya comenzó a salir el primer rayo de sol que alumbrará todo el horizonte, y es Dios acudiendo a tu socorro.

Que Dios te bendiga
Lucía

1 comentario:

• Jessie • dijo...

si!!!!!! después de tanto esperar estas letras, por fin!! Qué hermoso escribes Lucy! Espero ansiosa la continuación de esta historia, y yo se que este testimonio va a ser de mucha bendición para miles!