martes, 4 de diciembre de 2007
La Puerta Abierta
viernes, 30 de noviembre de 2007
lunes, 26 de noviembre de 2007
jueves, 22 de noviembre de 2007
viernes, 16 de noviembre de 2007
La gloria de Sion
jueves, 8 de noviembre de 2007
CANTOS DE GUERRA
¡Cantos de guerra! ¡Cantos de guerra! (me decía El Señor). Le pregunté que significaba esto y me dijo: Cantos de guerra… ¿qué soldado se atreve a cantar en medio de una batalla? Aquél soldado herido, ya cansado de pelear, ¿se atreve a cantar? Sólo canta y sólo alaba aquél que AMA, ¡aquél que ME AMA! Al que no le importa estar en medio de una guerra porque sólo anhela estar en Mi presencia… Al que no mira con sus ojos si está herido, si está cansado, si ya no tiene más fuerzas: sino que canta… Canta sin importarle lo que el enemigo dirá o hará, sólo lo hace por amor! No lo analiza, no lo piensa…. Sale una melodía desde lo más profundo de su corazón que llega como olor fragante al Trono. ¿Qué le impide a un soldado cantar? ¿Acaso utiliza su boca para guerrear? No. Solamente usa sus manos y sus pies: en una mano lleva la espada, en la otra el escudo, y con sus pies corre. ¡No utiliza su boca! Entonces, ¿porqué aún hay soldados que todavía no cantan, que todavía no Me alaban? ¿Qué les impide hacerlo? ¿Qué se los está impidiendo?... ¡Cantos de guerra! El soldado que canta en medio de una batalla hace que sus enemigos piensen que están locos!: ¿Porqué cantan éstos en medio de una batalla? (piensan)… ¿¡qué les está sucediendo!? ¿¡Porqué cantan!?... y de la confusión huyen!! Huyen!! No es una estrategia humana, es en el Espíritu.
Dios nos ha dado un arma poderosa para la batalla: la Adoración. Pero no una adoración analizada, forzada. No una adoración pensando que es una estrategia para vencer a nuestros enemigos. ¡No! Sino una adoración genuina, aquella que sale de nuestro corazón. Sin importar las circunstancias, sin importar cuanto ya hemos peleado, si estamos heridos o no, si nos hemos caído más veces de la que nos hemos levantado. Eso no importa. Es una adoración verdadera. Una adoración para Él. Uno cuando adora, lo hace por lo que Él es: por Su hermosura, por Su bondad, por Su amor… No lo hace por lo que Él nos puede dar… Adora sin condiciones…
En 2º Crónicas capítulo 20 habla cuando los amonitas se levantaron en contra de Josafat. Por eso, Josafat y los de Judá se reunieron para pedir socorro a Jehová, y Jehová respondió: “No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra sino de Dios” (2 Crónicas 20: 15).
“Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz” (2 Crónicas 20: 19).
“Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque Su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las embocadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron os unos a los otros. (2 Crónicas 20: 21 y 22).
“Y luego que vino Jehová a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.” (2 Crónicas 20: 24).
Josafat y Judá alabaron en medio de la guerra al nombre de Jehová de los Ejércitos, y sus enemigos se mataron entre ellos…
Cantos de guerra: ¿qué te impide cantar en medio de una batalla?
Dios te bendiga... Lucía
viernes, 26 de octubre de 2007
Jehova es mi luz y mi salvación
¿de quién he de atemorizarme?.
mis angustiadores y mis enemigos,
y los que respiran crueldad.
miércoles, 17 de octubre de 2007
Salmo 91
martes, 2 de octubre de 2007
domingo, 30 de septiembre de 2007
Oración de Habacuc
El justo florecerá...
viernes, 21 de septiembre de 2007
¡¡ Felíz Primavera !!
jueves, 20 de septiembre de 2007
sábado, 1 de septiembre de 2007
Salmo 18
Las olas de la Muerte me envolvieron,
Tú eres bondadoso con los buenos
¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!
domingo, 26 de agosto de 2007
Te amaré por siempre: la promesa de Dios en la cruz
A menudo la gente me pregunta cómo se pronuncia mi apellido; si Lu-key-do o Lu-ka-do. Aunque oficialmente la pronunciación es Lu-key-do, no hay problema con Lu-ka-do.
(Sin embargo, es posible que estemos equivocados, porque cuando Billy Graham vino a San Antonio, se refirió a mí como Max Lu-ka-do. Y supongo que si Billy Graham dice Lu-ka-do, es porque tiene que ser Lu-ka-do.)
Confusiones sobre los nombres han creado momentos embarazosos. Algo así ocurrió cuando visité a uno de los miembros de la iglesia en su oficina. Una de sus colegas me reconoció. Nos había visitado en la iglesia y había leído algunos de mis libros. «¡Max Lu-ka-do!» exclamó. «Había estado esperando el momento de reunirme con usted».
Habría sido feo corregirla aun antes de conocernos de modo que solo sonreí y le dije hola, creyendo que ahí se terminaría todo. Pero era apenas el comienzo. Quería que conociera a algunos amigos suyos; así es que me llevó hasta donde estaban. Y con cada presentación, venía una mala pronunciación. «Sally, te presento a Max Lu-ka-do». «Joe, te presento a Max Lu-ka-do». «Bob, te presento a Max Lu-ka-do». «Tom, te presento a Max Lu-kado». Yo sonrío y aparento que todo está bien, incapaz de hacer algo para corregirla. Aparte de eso, después de media docena de veces, ya no había forma de corregirla. Hacerlo habría sido demasiado complicado, de modo que mantuve la boca cerrada.
Pero entonces, las cosas cambiaron. Finalmente, nos encontramos con un empleado que le salió al paso. «Me alegro de tenerle por acá» nos dijo mientras entrábamos a su oficina. «Mi esposa y yo estuvimos en el culto el domingo, y salimos tratando de saber cómo se pronuncia su nombre. ¿Es Lu-key-do o Lu-ka-do?»
Me sentí atrapado. Si decía la verdad, ella se vería en un aprieto. Si mentía, él no recibiría la información correcta. Había que ser misericordioso con ella. Había que ser preciso con él. Quería ser amable con ella y sincero con él pero ¿cómo ser ambas cosas al mismo tiempo? No podía. De modo que mentí. Por primera vez en mi vida, dije: «Lu-ka-do, mi nombre se pronuncia Lu-ka-do».
Que me perdonen mis antepasados.
Pero ese momento no dejó de tener su valor. La situación permite vislumbrar algo del carácter de Dios. En una escala infinitamente mayor, Dios se enfrenta con la humanidad de la misma manera que yo me enfrenté con aquella dama. ¿Cómo puede ser justo y amable a la misma vez? ¿Cómo puede ser veraz y misericordioso al mismo tiempo? ¿Cómo puede redimir al pecador sin endosar el pecado?
¿Puede un Dios santo pasar por alto nuestras faltas?
¿Puede un Dios amable castigar nuestras faltas?
Desde nuestra perspectiva, hay solo dos soluciones igualmente inapelables. Pero desde su perspectiva, hay una tercera. Esta se llama «la Cruz de Cristo».
La cruz. ¿Puedes dirigir la mirada a cualquiera parte sin ver una? Encaramada en lo alto de una capilla. Esculpida en una lápida en el cementerio. Tallada en un anillo o suspendida de una cadena. La cruz es el símbolo universal del Cristianismo. Extraña decisión, ¿no crees? Extraño que un instrumento de tortura llegara a representar un movimiento de esperanza. Los símbolos de otras religiones son más optimistas: la estrella de seis puntas de David, la luna en cuarto creciente del Islam, una flor de loto del Budismo. ¿Pero una cruz para el Cristianismo? ¿Un instrumento de ejecución?
¿Te pondrías una pequeña silla eléctrica en el cuello? ¿Suspenderías una horca de oro plateado en la muralla? ¿Imprimirías una foto de un pelotón de fusilamiento en una tarjeta de negocios? Pero eso es lo que nosotros hacemos con la cruz. Muchos incluso hacen la señal de la cruz cuando oran. ¿Por qué no hacer la señal de la guillotina? En lugar de la señal triangular que la gente se hace en la frente y en el pecho, ¿por qué no un golpe de karate en la palma de la mano? ¿No vendría a ser lo mismo?
¿Por qué es la cruz el símbolo de nuestra fe? Para hallar la respuesta no hay que ir más allá de la misma cruz. Su diseño no podría ser más sencillo. Un madero horizontal y el otro vertical. Uno mirando hacia fuera, como el amor de Dios. El otro hacia arriba, como lo hace la santidad de Dios. Uno representa la anchura de su amor; el otro refleja la altura de su santidad. La cruz es la intersección. La cruz es donde Dios perdonó a sus hijos sin rebajar sus estándares.
¿Cómo pudo hacer tal cosa? En una frase: Dios puso nuestros pecados sobre su Hijo y los castigó allí.
«Dios puso lo malo sobre quien nunca hizo lo malo para que así nosotros pudiéramos aparecer como justos ante Dios» ( 2 Corintios 5.21 ).
O como se traduce en alguna parte: «¡Cristo nunca pecó! Pero Dios lo trató como a un pecador, para que así Cristo pudiera hacernos aceptables a Dios».
Visualiza el momento. Dios en su trono. Tú en la tierra. Y entre tú y Dios, suspendido entre tú y el cielo está Cristo sobre su cruz. Tus pecados han sido puestos sobre Jesús. Dios, que castiga el pecado, libera su justa ira sobre tus faltas. Jesús recibe el estallido. Como Cristo está entre tú y Dios, no estás tú. El pecado es castigado, pero tú estás a salvo, a salvo a la sombra de la cruz.
Esto es lo que hizo Dios, ¿pero por qué? ¿Por qué lo hizo? ¿Cuestión moral? ¿Obligación celestial? ¿Exigencia paternal? No. Dios no tiene que hacer nada.
Pero, pensemos en lo que hizo. Dio a su Hijo. Su único Hijo. ¿Harías tú tal cosa? ¿Ofrecerías la vida de tu hijo por la de alguna otra persona? Yo no. Hay algunos por los cuales yo daría mi vida. Pero pídeme que haga una lista de personas por las cuales mataría a mi hija, y el papel se quedaría en blanco. No necesitaría un bolígrafo. La lista no tendría nombres.
Pero la lista de Dios contiene los nombres de cada persona que ha vivido . Porque tal es el alcance de su amor. Y esta es la razón de ser de la cruz. Él ama al mundo.
«Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito» ( Juan 3.16 ).
Tan cierto como que el destello central proclama la santidad de Dios, el destello de la cruz proclama su amor. Y, oh, qué gran alcance tiene su amor.
¿No te alegra que los siguientes versículos no digan:
«Porque de tal manera amó Dios a los ricos…»?
O, «Porque de tal manera amó Dios a los famosos…»?
O, «Porque de tal manera amó Dios a los delgados…»?
Pero no dice así. Ni tampoco dice: «Porque de tal manera amó a los europeos o a los africanos…» «el sobrio o el triunfador…» «el joven o el viejo…»
No, cuando leemos Juan 3.16 , sencilla y felizmente leemos, «Porque de tal manera amó Dios al mundo».
¿Cuán ancho es el amor de Dios? Suficientemente ancho como para cubrir todo el mundo. ¿Estás tú incluido en el mundo? Si lo estás, entonces estás incluido en el amor de Dios.
Qué bueno es estar incluidos. Pero no siempre es así. Las universidades te excluyen si no eres lo suficientemente inteligente. El mundo de los negocios te excluye si no estás lo suficientemente calificado y, lamentablemente, algunas iglesias te excluyen si no eres lo suficientemente bueno.
Pero aunque estas instancias te puedan excluir, Cristo te incluye. Cuando se le pidió que describiera la anchura de su amor, Él extendió una mano a la derecha y la otra a la izquierda y se las clavaron estando en esa posición para que tú pudieras saber que Él murió amándote.
¿Pero no tiene esto un límite? Seguramente el amor de Dios tiene que tener un fin. ¿No te parece? Pero David el adúltero nunca lo encontró. Pablo el asesino nunca lo encontró. Pedro el mentiroso nunca lo encontró. En sus respectivas experiencias, ellos llegaron a tocar fondo. Pero en cuanto al amor de Dios, nunca ocurrió tal cosa.
Ellos, como tú, encontraron sus nombres en la lista de amor de Dios. Y sin duda puedes estar seguro que Aquel que los puso allí sabe cómo pronunciarlos.
domingo, 19 de agosto de 2007
Dios nos ama sin condiciones
Pasaron lo años y tuvo un hijo que nació con retraso mental. Ella lo quería mucho pero por su condición lo tuvieron que llevar a una institución para que lo cuidarán mejor.
Lo veían cada quince o cada fin de semana
y esto es lo que escribe ella:
" Nunca dudé por un momento que Jesús amaba a ese niño profundamente retardado, lo que no podía entender, lo que yo no podía aceptar, era que Jesús me amara a mí, la madre de Mason.
Yo creía que para que una persona me aceptara, me amara, tendría que cumplir con ella. Mi criterio para obtener amor estaba basado en mi comprotamiento.
De hecho no permitía que nadie me viera cuando no me comportaba perfectamente. Yo no tenía amigos cercanos porque estaba convencida de que si una persona me conociera verdaderamente, no le resultaría agradabe "
En una de esos días que su hijo Mason se quedó con ellos en su casa, era el tiempo para partir y llevarlo a la insitución.
Ese momento no fue como los demás.
Ella sentía tristeza porque llevaría a su hijo a la institución, es por eso que le dijo:
" Mason te amo, te amo!!. Si sólo pudieras entender cuánto te amo. Si sólo pudieras decirme: te quiero mamá, necesito eso, Mason, solo eso "
Vuelve a escribir:
" Me puse de pie frente al lavadero nuevamente. Mas platos, mas lavado, mas lágrimas y pensamientos extraños a mi forma de pensar comenzaron a filtrarse en mi conciencia. Creo que Dios me habló ese día y esto es lo que dijo:
" Anabel, tú no miras a tu hijo y te volteas
con disgusto porque él tiene comida sobre su camisa o porque él está sentado en un pañal maloliente y sucio cuando él ya debería poder cuidarse a sí mismo.
Anabel, tú no rechazas a Mason porque todos los sueños que tú tenías para él han sido destruidos. Tú no lo rechazas porque él no se comporta perfectamente. Tú lo amas, simplemente porque es tuyo.
Mason no rechaza tu amor voluntariamente, pero tú rechazas el mío voluntariamente. Yo te amo, no porque tú seas organizada o atractiva o porque hagas las cosas bien, o porque te comportas perfectamente para mí, sino porque tú eres mía "
Dios no espera que le agrademos para que Él nos ame: sino que nos ama porque somos suyos...simplemente por eso...
Elogio a la mujer virtuosa
El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo.
Darále ella bien y no mal, todos los días de su vida.
Buscó lana y lino, y con voluntad labró de sus manos.
Fué como navío de mercader: trae su pan de lejos.
Levantóse aun de noche, y dió comida a su familia, y ración a sus criadas.
Consideró la heredad, y compróla; y plantó viña del fruto de sus manos.
Ciñó sus lomos de fortaleza, y esforzó sus brazos.
Gustó que era buena su granjería: su candela no se apagó de noche.
Aplicó sus manos al huso, y sus manos tomaron la rueca.
Alargó su mano al pobre, Y extendió sus manos al menesteroso.
No tendrá temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hizo tapices; de lino fino y púrpura es su vestido.
Conocido es su marido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Hizo telas, y vendió; y dió cintas al mercader.
Fortaleza y honor son su vestidura; y en el día postrero reirá.
Abrió su boca con sabiduría: y la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde.
Levantáronse sus hijos, y llamáronla bienaventurada; y su marido también la alabó.
Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: la mujer que teme á Jehová, ésa será alabada.
Dadle el fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.
Huellas sobre la arena
Una noche en sueños vi
que con Jesús caminaba
junto a la orilla del mar
bajo la luna plateada.
Soñé que veía en los cielos
mi vida representada
en una serie de escenas
que en silencio contemplaba.
Dos pares de firmes huellas
en la arena iban quedando
mientras con Jesús andaba,
como amigos, conversando.
Miraba atento esas huellas
reflejadas en el cielo,
pero algo extraño observé,
y sentí gran desconsuelo.
Observé que algunas veces,
al reparar en las huellas,
en vez de ver los dos pares
veía solo un par de ellas.
Y observaba también yo
que aquel solo par de huellas
se advertía mayoramente
en mis noches sin estrellas,
en las horas de mi vida
llenas de angustia y tristeza
cuando el alma necesita
más consuelo y fortaleza.
Pregunté triste a Jesús:
“Señor, ¿Tú no has prometido
que en mis horas de aflicción
siempre andarías conmigo?
pero noto con tristeza
que en medio de mis querellas,
cuando más siento el sufrir,
veo un solo par de huellas.
¿Dónde están las otras dos
que indican Tu compañía
cuando la tormenta azota
sin piedad la vida mía?”
Y Jesús me contestó
con ternura y compasión:
“Escucha bien, hijo mío,
comprendo tu confusión.
Siempre te amé y te amaré,
y en tus horas de dolor
siempre a tu lado estaré
para mostrarte Mi amor.
Más si ves sólo dos huellas
en la arena al caminar,
y no ves las otras dos
que se debieran notar,
es que en tu hora afligida,
cuando flaquean tus pasos,
no hay huellas de tus pisadas
porque te llevo en Mis brazos.
viernes, 17 de agosto de 2007
Ha pasado el invierno...
Porque con alegría saldréis...
Pueden pasar los dias...
La clave es creerle a Dios
Bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
Cuando no veas nada... marcha!!
Dí a los hijos de Israel que marchen… (Éxodo 14:15)
Notemos esta situación: el pueblo de Israel siendo perseguido por los egipcios, temeroso. Moisés: confiado en Dios. Los egipcios: dispuestos a perturbar y destruir al pueblo de Dios. Incertidumbre: ¿y ahora?, ¿qué haremos?, ¿avanzamos? ¡No!, ¡mejor no!, “tenemos miedo de nuestros enemigos que nos siguen” (piensan). Pero Moisés actuó y dijo: “No temáis, estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que habéis visto, nunca mas para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” (Éxodo 14:13 y 14)
¿Prestaron atención?, Moisés, en otras palabras, le dice al pueblo: no teman!, pueden perseguirnos los egipcios y confundirnos, pero Dios está de nuestro lado!! Dejemos nuestros malos pensamientos a un costado, no hace falta entender lo que sucederá, sino creer en la salvación de Jehová. Solo crean!! Dios no nos pide que le cuestionemos cómo lo va a hacer. Él se encarga de eso. Nosotros debemos seguir, y punto. Él nos acompañará en nuestro camino. Hay que ser valientes. Avancemos y no nos quedemos!! Porque los egipcios vienen detrás nuestro dispuestos a confundirnos, enfrentarnos, y matarnos; pero la mano de nuestro Dios está por sobre todas las cosas y estaremos cubiertos en sus alas.
Un cambio de actitud: eso es lo que nos demanda el Señor. El pueblo necesitó esas palabras: palabras de confianza.
Ya no luches más con tus fuerzas: te quedarás en el medio del camino. Batalla con tu Dios: Él va enfrente tuyo como poderoso escudero.
“Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿porqué clamas a mí?, dí a los hijos de Israel que marchen” (Éxodo 14:15).
Ahí está el secreto: MARCHEN. Puedo imaginar ese momento en que Dios le dice a Moisés: - “Moisés…, Moisés… ¡decile al pueblo que marche! ¡Que avance!, ¡no hay tiempo que perder!. Están siendo perseguidos por los egipcios, pero no serán confundidos. Angustiados, pero no desesperados. Abatidos, pero no derribados. Mi mano está con ustedes. Conozcan que Yo soy Dios y no hay otro fuera de Mí. ¡Sólo créanme! No quieran entender como lo haré: Yo los pruebo en la obediencia “…
“Y tú Moisés alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por el mar, en seco. Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan, y Yo me glorificaré en faraón, en sus carros y en su gente a caballo. (Éxodo 14: 16 al 18)
Todavía el mar estaba cerrado. Aún en el lejano horizonte se podía ver la quietud de ese inmenso mar. Se podía escuchar el silencio de las olas, sentir el miedo del pueblo de Dios: ese miedo que te hace sentir como que el “estómago se te subiera a la garganta”, ese miedo por el cual te quebrás en llanto: pero sin embargo Dios dijo: marchen. Por solo un instante el pueblo pensó: ¿marchar?, ¿pero que nos pides Señor?, nuestros enemigos nos persiguen con sus carros y toda su caballería. Nos quieren matar! ¿Y Tú nos pides que marchemos? El mar está cerrado, ¡¡¡es imposible!!!... Pero ahí es cuando nos prueba Dios: en comenzar a caminar sin haber visto nada. Dar el primer paso cuando el mar aún está cerrado. Saber que Dios lo abrirá. Confiar. Dejar todo en sus manos. Todo. No guiarnos por lo que vemos. Tampoco por las circunstancias, ya que son sólo eso: circunstancias. Humillarse. Alabar a Dios. Sincerarnos con Él. Gozarnos por lo que aún no vemos. Acordate: no seremos confundidos. Estamos en el hueco de la mano de Dios… Somos sus hijos. Él es nuestro maestro y nos ama. Sus ángeles caminan con nosotros y Él pelea por nosotros.
Dice el Señor: “No tengas miedo ni te desanimes, porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1:9).
Ya no te lamentes más. Caminá y avanzá con fe, con gozo. Dios conoce tu corazón y está atento a todo lo que sentís y pensás. Entregate en sus manos y sé valiente. Hacé como hizo el pueblo de Israel: caminá sin mirar a los egipcios y cuando cruces el Mar Rojo y pases del otro lado te darás cuenta que los egipcios ya no están más y tus pies estarán secos.
Que Dios te bendiga …
Lucía
Testimonio
Isaías 60:2
En el momento más oscuro de la noche viene el amanecer. Ése, en el cual parecería que ni el resplandor de las estrellas ilumina el horizonte. Ése, en el cual la luna parecería esconderse. Donde las nubes lo cubren todo. Donde la oscuridad habla por si sola. Donde todo se apaga. Todo.
Ésa fue mi sensación aquel día en la guardia del hospital. Todo era oscuro. Había dolor, llanto, miedo, pánico, desesperación. Un grito desde lo mas profundo de mi corazón que decía: ¡Padre mío!, ¿dónde estas?, no aguanto más tanto dolor, por favor… llévame con vos! Me quebré en llanto. Estaba muy angustiada. Llegué a pensar que todo se acababa. Que aún las promesas que Dios había hecho a mi vida se habían esfumado. Eran como algo ilusorio. Pude sentirme como Jeremías cuando cuestionaba a Dios diciéndole: ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables? (Jeremías 15:18). Satanás preparó todo para afligirme, debilitarme, angustiarme, tener miedo, pero por sobre todas las cosas su plan era hacerme creer que Dios me había abandonado. Ese es su objetivo, pero no debemos temer. La palabra de Dios dice que aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno y hoy puedo asegurar que esto es así, que nuestro Padre Celestial está con nosotros todos los días de nuestra vida, en todo momento, y aún en la situación mas difícil que estemos atravesando…allí esta Él! Y si permite que sucedan cosas, es para que veamos Su Gloria, para que contemplemos Su rostro, para que nuestro YO muera, nos vaciemos de nosotros mismos y nos llenemos de Su Presencia. Gloria a Dios!
Debemos tomar las pruebas como nos enseña Pablo en 1º Corintios 4:17: “Una leve tribulación momentánea que produce en nosotros un cada vez mas excelente y eterno peso de gloria". Pablo tomaba sus aflicciones como algo pasajero. Su secreto era tener la mirada mas allá, puesto los ojos en Jesús, y cuando esto sucede, no importan las circunstancias que nos rodean, porque lo que realmente importa es estar en la presencia de Dios, buscarlo a Él, y lo demás vendrá por añadidura.
Volviendo a lo que estaba contando al principio: todo seguía mal en esa guardia. Los médicos estaban alrededor mío sin saber que hacer. Poco tiempo después, ellos salieron del lugar donde yo estaba y me quede sola, cuando de golpe sentí algo muy extraño. Si lo describo podría decir que era todo el infierno junto en ese momento al lado mío. Un espíritu de muerte estaba ahí, lo sentí. Quería llevarme. Los dolores fueron aún más fuertes. Comenzó a faltarme la respiración y no podía hablar. Lo único que pude hacer es llegar a ver a mi mamá. Le hice señas como pude para que se acerque y le dije: Mamá, me muero, me muero!. Fueron segundos eternos. Como era lógico, satanás había tomado mi mente, mis emociones y no podía reaccionar. Fue el momento mas oscuro de la noche… pero algo maravilloso sucedió! Algo inesperado! El Espíritu Santo dio vida a mi espíritu y trajo a memoria una palabra que cambió por completo esa situación: una promesa que el Señor hizo a mi vida hace un año atrás diciendo: “Esta enfermedad no es para muerte, es para Vida!!” Gloria a Dios!! No puedo evitar llorar recordando ese momento. Me tomé de esa palabra. Quizás no pude declararla en voz alta porque no tenía muchas fuerzas, pero la repetí mentalmente y fue ahí cuando ese espíritu de muerte se fue, no le quedó mas opción que huir! De a poco comencé a tranquilizarme y a recuperar la respiración. Entendí que para nuestro Dios no hay nada imposible. El Espiritu Santo me hizo recordar esas palabras. Dios me salvo! Y hoy estoy viva para su Gloria!!