domingo, 19 de agosto de 2007

Elogio a la mujer virtuosa


Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente a la de piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado, y no tendrá necesidad de despojo.
Darále ella bien y no mal, todos los días de su vida.
Buscó lana y lino, y con voluntad labró de sus manos.
Fué como navío de mercader: trae su pan de lejos.
Levantóse aun de noche, y dió comida a su familia, y ración a sus criadas.
Consideró la heredad, y compróla; y plantó viña del fruto de sus manos.
Ciñó sus lomos de fortaleza, y esforzó sus brazos.
Gustó que era buena su granjería: su candela no se apagó de noche.
Aplicó sus manos al huso, y sus manos tomaron la rueca.
Alargó su mano al pobre, Y extendió sus manos al menesteroso.
No tendrá temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
Ella se hizo tapices; de lino fino y púrpura es su vestido.
Conocido es su marido en las puertas, cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
Hizo telas, y vendió; y dió cintas al mercader.
Fortaleza y honor son su vestidura; y en el día postrero reirá.
Abrió su boca con sabiduría: y la ley de clemencia está en su lengua.
Considera los caminos de su casa, y no come el pan de balde.
Levantáronse sus hijos, y llamáronla bienaventurada; y su marido también la alabó.
Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas.
Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: la mujer que teme á Jehová, ésa será alabada.
Dadle el fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos.

Provervios 31:10 - 31




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